- Entiendo que para muchos occidentales la pregunta de la entrada será ridícula. ¿Quien se va a acordar de este?, ¿quién es? -diréis. Está bien, comprendo que muchos no sepan quién fue, y otros no hayan ni vivido el Mundial de Inglaterra 96. Yo no lo he vivido, pero para eso está la historia y los que nos encargamos de recordarla.
Tal vez Bong-Hwan Kim (김봉환) no sea Ronaldo, Cruyff, Pelé, Maradona o Messi. Tal vez, ni siquiera haya sido tan conocido, a priori, como su vecino Bum-Kun Cha, uno de los mejores futbolistas orientales que compitió entre los años setenta y ochenta.
Su nombre no ha sido tan popular como la mayoría de los jugadores que han participado en un Mundial a lo largo de la historia del fútbol, al igual que el de la mayoría de sus compañeros. No obstante, jugadores como este lograron la gran hazaña de llegar a cuartos de final en aquella lejana Copa del Mundo en tierras inglesas.
Lamentablemente, el seleccionador Hyun Myung Rye no contó con él más que para un partido, aunque fue el más determinante, el que yo llamaría como "El partido de su vida", haciendo honor al documental de la BBC en el que se recogen las aventuras de los norcoreanos por Inglaterra.
Nacido en la parte norteña de Corea, el 4 de julio de 1939, Bong-Hwan fue el "número 17" del equipo Chollima. Ese fue el dorsal que portó este atacante durante su participación mundialista, en la que tuvo el placer de eliminar a una poderosa selección italiana para meter a los suyos en los cuartos de final del campeonato.
No es muy amplia su experiencia con la selección, de hecho, no hay ni siquiera datos sobre ello. Nadie sabe donde estudió, nadie sabe donde trabajó, pero en cambio sabemos que prácticamente tuvo que criarse en el ejército.
Como militar se hallaba Kim en el momento que se anunciaba a bombo y platillo la Copa del Mundo en tierras europeas. Es más, la mayoría de los componentes del equipo nacional se conocieron sirviendo a su patria.
Kim era el habilidoso mediapunta de piernas largas y poderosa zancada, un habilidoso atacante que a veces, no sé si por inercia, se pasaba a la banda izquierda para desbordar con calidad. En las reproducciones o documentales sobre aquel partido contra Italia podemos ver muchos de sus movimientos, suaves, rápidos y muy inteligentes.
Pero además de jugar al fútbol en los campos de atletismo de Pyongyang, Bong-Hwan también llegó a jugar para un equipo profesional, pues en él desarrolló toda su carrera como futbolista, incluso después del Mundial.
Sí, el Kikwancha Pyongyang fue su único club, el único escudo al que defendió. Y es que por entonces apenas se le prestaba atención al fútbol en Corea del Norte. Fueron héroes como Kim y sus compañeros quienes iniciaron una pasión por el fútbol a un país que viviría el primer evento mundial de su historia.
En algunos escritos se aprecia que Kim tuvo más de una aparición con el equipo nacional, ya que también participó en la fase clasificatoria midiéndose ante Australia. Lo triste es que tras aquella histórica hazaña en Middlesbrough, poco más se supo de él.
Momento previo al partido entre Italia y Corea del Norte. Kim es el primero por la derecha. |
- Tendremos que quedarnos con su actuación en aquel decisivo partido ante la selección italiana, en la que se hallaban jugadores más conocidos como Marino Perani, Mazzola, Bulgarelli o el meta Albertosi. Al otro lado de la cancha, una panda de desconocidos que darían una auténtica lección de fútbol a la temible "azurra". Aquel 19 de julio de 1966, Kim formó parte de la escuadra que salió vencedora del Ayresome Park.
Kim se mostró muy participativo en aquel dificultoso encuentro, en el que su compañero Doo-Ik Pak se encargó de hacer el único tanto que daría la clasificación a Corea del Norte. Bong-Hwan solamente tuvo aquel partido durante el Mundial, pero siempre será el partido más recordado de toda la historia, el día que David venció a Goliat.
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